Próximas a la ideología de los vencedores, se editaron en la posguerra dos revistas poéticas: Escorial y Garcilaso. En la primera, publicaron poetas falangistas: Dionisio Ridruejo, Leopaldo Panero, Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales... El caso de Garcilaso, promovida por García Nieto, la gama de colaboradores fue más amplia.
Surgen en 1944 dos importantes libros: Sombra del paraíso, de Vicente Aleixandre, e Hijos de la ira, de Dámaso Alonso. Estas obras supone el punto de partida para otros poetas jóvenes que quieren mostrar su descontento con el mundo que les ha tocado vivir.
- Dámaso Alonso (1898-1990): importante filólogo y crítico literario considerado miembro de la Generación del 27. Como poeta, sin embargo, su revelación se produce con Hijos de la ira. Está escrito en versículos de ritmo obsesivo. Ese mundo, dominado por el odio y la injusticia, es un horror ante el que Dios se mantiene impasible.
Las inquietudes poéticas y la insatisfacción intelectual y existencial encontraron también cauce en ciertas revistas como Espadaña en León, Corcel en Valencia o Proel en Santander.
LA POESÍA SOCIAL.
Esta poesía se caracteriza por el lenguaje sencillo y coloquial, la importancia del mensaje de los poemas, cierto carácter narrativo e incluso una deliberada tendencia hacia el prosaísmo. Se concibe la poesía como una herramienta que ayuda a la concienciación social y colabora en la transformación de la realidad.
Los más conocidos poetas son Blas de Otero, Gabriel Celaya y, en cierto modo, José Hierro.
- Blas de Otero: elabora Ángel fieramente humano y en Redoble de conciencia una poesía desgarrada, áspera, en la que un Dios lejano calla ante los desconsolados gritos de súplica del poeta. Esta preocupación existencial pasa a ser abierta preocupación social en sus siguientes libros:
- Pido la paz y la palabra.
- En castellano.
- Que trata de España.
En ellos se denuncia la falta de libertad de la España franquista.
- Gabriel Celaya: compuso, tras una larga trayectoria poética, más de cincuenta libros. Durante los años cincuenta, escribe varios poemarios muy representativos de la poesía social:
- Las cartas boca arriba.
- Cantos iberos.
- Las resistencias del diamante.
- Episodios nacionales.
En ellos se advierte su propósito de emplear la poesía como medio de acción política y social.
- José Hierro: que había compuesto poemas vanguardistas durante la Guerra Civil y en los cuatro años que pasó después en la cárcel, mostró en sus primero libros preocupaciones existenciales. En Quinta del 42 encuentra ya causas sociales a los problemas humanos. A partir de aquí, en su poesía se alternan el estilo realista-narrativo y el visionario-contemplativo.
LA POESÍA DE LOS AÑOS SESENTA.
Dentro de la promoción poética del 60 se suelen incluir numerosas y muy diversos poetas. Con ellos se pasa del realismo social a la poesía como experiencia y a la poesía como conocimiento.
Estos son algunos poetas de los sesenta:
- Francisco Brines: escribe una poesía reflexiva y meditativa, centrada en los efectos destructores del paso del tiempo y en la realidad de la muerte. Sus versos no transmiten angustia, sino serenidad, pues manifiesta el deseo de aprovechar la existencia fugaz a través del amor o mediante la identificación con su paisaje mediterráneo nata.
Algunas de sus obras:
- Las brasas.
- Palabras a la oscuridad.
- Insistencias en Luzbel.
- Jaime Gil de Biedma: es el principal representante de la poesía como experiencia. En sus versos poetiza la experiencia propia; sus poemas tiene un tono confesional y narrativo. Transmiten una agria visión de la alta burguesía en la que nació. Gil de Biedma combina en sus textos el lenguaje conversacional con la expresión precisa y elegante.
Entre sus libros se encuentran:
- Compañeros de viaje.
- Moralidades.
- Poemas póstumos.
- Ángel González: es el ejemplo más claro de transición de la poesía social al nuevo estilo poético. Se mantiene en él el compromiso social, pero la crítica se expresa mediante la ironía y el humor ácido. Los juegos de palabras y el tono coloquial caracterizan muchos de los poemas de libros como:
- Áspero mundo.
- Sin esperanza, con covencimiento.
- Grado elemental.
- Tratado de urbanismo.
- Procedimientos narrativos.
- José Agustín Goytisolo: representa también la pervivencia de la poesía social. Une en sus versos la preocupación ética con el análisis de la propia conciencia y la exploración de la intimidad. Algunos títulos de J.A. Goytisolo son:
- Salmos al viento.
- Bajo tolerancia.
- Del tiempo y del olvido.
- Palabras para Julia y otras canciones.
- Claudio Rodríguez: manifiesta en su primer libro, Don de la ebriedad, su entusiasmo ante la vida y ante la tierra y el mundo campesino. Su segundo libro Conjuros, insiste en el vitalismo y en su deseo de identificarse con las cosas sencillas. Algunos de sus libros:
- Alianza y condena.
- El vuelo de la celebración.
- Casi una leyenda.
- José Ángel Valente: es el principal defensor de la poesía como conocimiento de una realidad cuya revelación se produce en la propia creación poética. Toda su poesía tiene ese objetivo: hallar la palabra pecisa que desvele la realidad, que ayude al descubrimiento del ser. En la poesía de Valente tendrá poco a poco tanta importancia lo que no se dice como lo explícitamente dicho. Obras poéticas suyas son:
- A modo de esperanza.
- Poemas a Lázaro.
- La memoria y los signos.
- El inocente.
LA POESÍA.
Durante los sesenta el culturalismo de los venecianos se fue atenuando: desapareció la mera decoración y se volvieron los ojos hacia la tradición poética clásica. Tan evolución se advierte en Luis Antonio de Villena, Antonio Colinas, Antonio Carvajal y Jaime Siles. Perduran, además, algunas líneas poéticas anteriores, como la de la metapoesía en los textos de Guillermo Carnero y Jerano Talens o de la poesía experimental de un José Miguel Ullán.
En los años ochenta, brota una nueva sensibilidad lírica, algunos de cuyos rasgos son la vuelta a la métrica tradicional, el humor, la parodia y el gusto por lo íntimo y lo individual, que lleva a los poetas a expresar experiencias personales que pueden ser comunes a las sus lectores, con los que se establece una especie de complicidad. En esta tendencia poética conviven autores como: Luis Alberto de Cuenca, Miguel d´ Ors, Julio Llamazares, Felipe Benítez Reyes, Carlos Marzal...
- José Ángel Valente: su evolución poética le lleva a que lo no dicho, lo silenciado, se convierta en la esencia del poema, pues la palabra poética permite entrever lo inefable, lo que no se puede decir. En los libros que publica desde los años sesenta:
- Material memoria.
- Mandorla.
- El fulgor.
- Al dios del lugar.
- No amanece el cantor.
Enlace: http://www.spanisharts.com/books/literature/posguerra.htm
Video:
- Dámaso Alonso (1898-1990): importante filólogo y crítico literario considerado miembro de la Generación del 27. Como poeta, sin embargo, su revelación se produce con Hijos de la ira. Está escrito en versículos de ritmo obsesivo. Ese mundo, dominado por el odio y la injusticia, es un horror ante el que Dios se mantiene impasible.
Las inquietudes poéticas y la insatisfacción intelectual y existencial encontraron también cauce en ciertas revistas como Espadaña en León, Corcel en Valencia o Proel en Santander.
LA POESÍA SOCIAL.
Esta poesía se caracteriza por el lenguaje sencillo y coloquial, la importancia del mensaje de los poemas, cierto carácter narrativo e incluso una deliberada tendencia hacia el prosaísmo. Se concibe la poesía como una herramienta que ayuda a la concienciación social y colabora en la transformación de la realidad.
Los más conocidos poetas son Blas de Otero, Gabriel Celaya y, en cierto modo, José Hierro.
- Blas de Otero: elabora Ángel fieramente humano y en Redoble de conciencia una poesía desgarrada, áspera, en la que un Dios lejano calla ante los desconsolados gritos de súplica del poeta. Esta preocupación existencial pasa a ser abierta preocupación social en sus siguientes libros:
- Pido la paz y la palabra.
- En castellano.
- Que trata de España.
En ellos se denuncia la falta de libertad de la España franquista.
- Gabriel Celaya: compuso, tras una larga trayectoria poética, más de cincuenta libros. Durante los años cincuenta, escribe varios poemarios muy representativos de la poesía social:
- Las cartas boca arriba.
- Cantos iberos.
- Las resistencias del diamante.
- Episodios nacionales.
En ellos se advierte su propósito de emplear la poesía como medio de acción política y social.
- José Hierro: que había compuesto poemas vanguardistas durante la Guerra Civil y en los cuatro años que pasó después en la cárcel, mostró en sus primero libros preocupaciones existenciales. En Quinta del 42 encuentra ya causas sociales a los problemas humanos. A partir de aquí, en su poesía se alternan el estilo realista-narrativo y el visionario-contemplativo.
LA POESÍA DE LOS AÑOS SESENTA.
Dentro de la promoción poética del 60 se suelen incluir numerosas y muy diversos poetas. Con ellos se pasa del realismo social a la poesía como experiencia y a la poesía como conocimiento.
Estos son algunos poetas de los sesenta:
- Francisco Brines: escribe una poesía reflexiva y meditativa, centrada en los efectos destructores del paso del tiempo y en la realidad de la muerte. Sus versos no transmiten angustia, sino serenidad, pues manifiesta el deseo de aprovechar la existencia fugaz a través del amor o mediante la identificación con su paisaje mediterráneo nata.
Algunas de sus obras:
- Las brasas.
- Palabras a la oscuridad.
- Insistencias en Luzbel.
- Jaime Gil de Biedma: es el principal representante de la poesía como experiencia. En sus versos poetiza la experiencia propia; sus poemas tiene un tono confesional y narrativo. Transmiten una agria visión de la alta burguesía en la que nació. Gil de Biedma combina en sus textos el lenguaje conversacional con la expresión precisa y elegante.
Entre sus libros se encuentran:
- Compañeros de viaje.
- Moralidades.
- Poemas póstumos.
- Ángel González: es el ejemplo más claro de transición de la poesía social al nuevo estilo poético. Se mantiene en él el compromiso social, pero la crítica se expresa mediante la ironía y el humor ácido. Los juegos de palabras y el tono coloquial caracterizan muchos de los poemas de libros como:
- Áspero mundo.
- Sin esperanza, con covencimiento.
- Grado elemental.
- Tratado de urbanismo.
- Procedimientos narrativos.
- José Agustín Goytisolo: representa también la pervivencia de la poesía social. Une en sus versos la preocupación ética con el análisis de la propia conciencia y la exploración de la intimidad. Algunos títulos de J.A. Goytisolo son:
- Salmos al viento.
- Bajo tolerancia.
- Del tiempo y del olvido.
- Palabras para Julia y otras canciones.
- Claudio Rodríguez: manifiesta en su primer libro, Don de la ebriedad, su entusiasmo ante la vida y ante la tierra y el mundo campesino. Su segundo libro Conjuros, insiste en el vitalismo y en su deseo de identificarse con las cosas sencillas. Algunos de sus libros:
- Alianza y condena.
- El vuelo de la celebración.
- Casi una leyenda.
- José Ángel Valente: es el principal defensor de la poesía como conocimiento de una realidad cuya revelación se produce en la propia creación poética. Toda su poesía tiene ese objetivo: hallar la palabra pecisa que desvele la realidad, que ayude al descubrimiento del ser. En la poesía de Valente tendrá poco a poco tanta importancia lo que no se dice como lo explícitamente dicho. Obras poéticas suyas son:
- A modo de esperanza.
- Poemas a Lázaro.
- La memoria y los signos.
- El inocente.
LA POESÍA.
Durante los sesenta el culturalismo de los venecianos se fue atenuando: desapareció la mera decoración y se volvieron los ojos hacia la tradición poética clásica. Tan evolución se advierte en Luis Antonio de Villena, Antonio Colinas, Antonio Carvajal y Jaime Siles. Perduran, además, algunas líneas poéticas anteriores, como la de la metapoesía en los textos de Guillermo Carnero y Jerano Talens o de la poesía experimental de un José Miguel Ullán.
En los años ochenta, brota una nueva sensibilidad lírica, algunos de cuyos rasgos son la vuelta a la métrica tradicional, el humor, la parodia y el gusto por lo íntimo y lo individual, que lleva a los poetas a expresar experiencias personales que pueden ser comunes a las sus lectores, con los que se establece una especie de complicidad. En esta tendencia poética conviven autores como: Luis Alberto de Cuenca, Miguel d´ Ors, Julio Llamazares, Felipe Benítez Reyes, Carlos Marzal...
- José Ángel Valente: su evolución poética le lleva a que lo no dicho, lo silenciado, se convierta en la esencia del poema, pues la palabra poética permite entrever lo inefable, lo que no se puede decir. En los libros que publica desde los años sesenta:
- Material memoria.
- Mandorla.
- El fulgor.
- Al dios del lugar.
- No amanece el cantor.
Enlace: http://www.spanisharts.com/books/literature/posguerra.htm
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